OPINIÓN: Los vacíos que deja el gobierno en salud mental los llena la comunidad
La larga historia de colonialismo, discriminación y opresión ha demandado de la comunidad latina tener una gran capacidad de resistir para no dejarse vencer.
Digámoslo como prefiramos: Que somos chingones, que somos berracos o como lo dice Calle 13 en su canción Latinoamérica, “Un pueblo sin piernas pero que camina”.
¿Pero cómo nos está afectando esta constante necesidad de aguantar, a pesar del abandono? ¿Qué hay de nuestra salud mental? En la comunidad latina de Chicago, los vacíos que deja el gobierno en salud mental los llena la comunidad.
Ese es el espacio que busca llenar ‘SALUD’ en la comunidad Latina de Chicago.
SALUD es una organización que crea espacios para que la comunidad, especialmente los jóvenes, hablen abiertamente sobre salud mental.
Entre el 2009 y el 2013 el presupuesto total para servicios de salud mental en Illinois sufrió una reducción de 113,7 millones, según el Chicago Tribune.
El entonces alcalde Rahm Emanuel cerró seis de las doce clínicas de salud mental en la ciudad. Y, aunque la administración de Lori Lightfoot aumentó el presupuesto dedicado a servicios de salud mental, no se reabrieron las clínicas cerradas.
La cofundadora de SALUD y magíster en salud pública, Jazzine Acevedo, aseguró que los recortes en el presupuesto de salud mental de Illinois “causaron que los terapeutas se trasladaran o limitaran la capacidad de los pacientes, especialmente aquellos que aceptaban pacientes de Medicaid o Medicare debido al hecho de que no obtenían ningún ingreso”.
En Chicago hay una larga tradición política de ignorar la importancia de la salud mental y la vulnerabilidad en la que se encuentra la población latina lo hace aún peor.
Aunque ni manifestaciones, ni votos han logrado que el gobierno cumpla, la gente no se ha dejado vencer.
El Dr. Ricardo Camacho, director y cofundador de SALUD, comenta que la organización siempre tuvo como objetivo encontrar una solución que viniera desde la comunidad latina.
“Una organización que diga: vamos a normalizar la salud mental a nuestro modo”, dijo Camacho.
A pesar de que SALUD organiza los eventos, son los asistentes quienes hacen la conversación y crean un espacio seguro.
Entre estos asistentes estuvo The KiD from Pilsen, (cuál es su nombre?) quien habló sobre la importancia de poder sentirse en confianza para hablar abiertamente.
“La razón por la que la gente fue es porque había un espacio seguro para aquellos que querían hablar sobre salud mental”, reiteró KiD.
Crear estos espacios desde la comunidad misma se vuelve la única forma de superar el día a día bajo un sistema que ignora las necesidades de las personas.
“Fue muy frustrante, como administradora de casos, no poder brindar los servicios que las personas necesitaban en el tiempo que necesitaban”, expresó Acevedo.
Además, es necesario recordar que una solución que venga desde la comunidad va a tener mejor en cuenta las necesidades específicas que enfrenta esa comunidad.
A pesar de que casi el 19% de la población de los EE.UU. es latina, la American Psychological Association o APA reveló recientemente que solo 4% de terapeutas pueden prestar sus servicios en español.
“Generalmente no sabemos el gran poder que tiene, por ejemplo, hablar español”, dijo Camacho.
Esto no debe tomarse como un mensaje para dejar de presionar a políticos y al gobierno. Si no que es necesario seguir votando, protestando y organizándonos para que los impuestos se inviertan en lo que más se necesita.
Pero, ante el desinterés gubernamental, hay algo poético en ver cómo se puede trabajar conjuntamente para cubrir aquellas necesidades.
Desde tocar los problemas específicos que enfrenta la gente, como hablar un idioma común para la comunidad, estos esfuerzos de la población crean espacios donde podemos sanar y crecer de forma segura.
Tal vez, poco a poco, podamos ir logrando algo que propone el Dr. Camacho: “Imagina un mundo donde, en lugar de ser resiliente, el mundo que nos rodea pueda ser menos traumático”.