Las risas y conversaciones sobre comida resuenan a través del campamento en la Universidad DePaul. Independientemente de su etnicidad, estudiantes y miembros de la facultad continúan protestando, exigiendo que la universidad “divulgue y desinvierte” sus lazos financieros con el gobierno israelí, mientras continúa la crisis humanitaria en los territorios palestinos.
Henna Ayesh, una estudiante de segundo año en DePaul y una de las líderes del movimiento, dijo que los organizadores de la protesta invitan a estudiantes de todos los orígenes para participar.
“Nuestros aliados judíos están aquí con nosotros. Creo que (eso) también muestra que esto no es una guerra religiosa”, dijo Ayesh.
Ayesh mencionó que varias organizaciones, incluyendo MESA (Movimiento Estudiantil de Solidaridad y Apoyo) y la BSU (Unión de Estudiantes Negros), han estado participando en el campamento. Otros individuos de la comunidad latina en DePaul también han contribuido de diversas maneras.
Melynna Hakim Arreola-Quiroga, una estudiante de DePaul y voluntaria en el Muslim Civic Coalition, se desempeña como coordinadora de suministros para el campamento. Dijo que su identidad religiosa y cultural como mujer mexicana y musulmana la inspiró a ayudar.
“Es un problema de derechos humanos. Y las personas, sin importar su raza o credo, en su esencia, son humanas”, dijo Arreola-Quiroga. “Ver a 34,000 personas absolutamente masacradas, es desgarrador, y creo que eso es lo que más me impulsó porque estoy en una posición de privilegio donde tengo acceso a la educación superior”.
Arreola-Quiroga también es voluntaria para el Ta’leef Collective en Pilsen, un barrio predominantemente latino en Chicago. Se encarga en apoyar a las personas que quieren aprender sobre el Islam.
Arreola-Quiroga dijo que ser multilingüe le permite servir como líder comunitaria y anima a otros a involucrarse en oportunidades de servicio.
“La comunidad musulmana es muy diversa. Pero vemos aún más diversidad en los campamentos…”, dijo. “Creo que eso solo muestra la importancia de esto”.
Las raíces de la protesta resuenan con los valores vicentinos de DePaul, dijo Arreola-Quiroga.
“Liderazgo de servicio, ante todo, para ayudar a la comunidad inmigrante y a los pobres, y a cualquiera que esté sufriendo, eso es por lo que se creó DePaul”, dijo. “Veo a nosotros, los estudiantes, uniéndonos, sin importar la raza, el credo, la religión, y todos queremos vivir esos valores vicentinos y verlos implementados por la universidad misma”.
Luca Van Oss, mariscal del campamento y otra estudiante de DePaul, ha estado regulando y delineando las pautas del campamento para los manifestantes. Como mariscal, es responsable de hacer cumplir las medidas de seguridad y asegurar que los estudiantes estén cómodos.
Como colombiana y musulmana, Van Oss dijo que comprende los efectos de la ocupación militar y la opresión. Ambas identidades se centran en la comunidad, lo que la animó a involucrarse con el campamento, dijo.
Van Oss dijo que participar en la protesta es su forma de expresar su “latinidad” y su identidad religiosa.
“Muchas cosas en el mundo intentan fracturarnos. Pero entendemos que somos más fuertes juntos y nos mantenemos seguros”, dijo Van Oss. “Así que, de donde vengan las personas, ya sea de dentro o fuera de DePaul, de la institución, siempre son bienvenidas en esta comunidad, y cada contribución es realmente importante”.
Van Oss no ve los objetivos del campamento como un problema específico de identidad.
“Las luchas por la liberación en todo el mundo están inherentemente interconectadas, porque los sistemas que perpetúan la violencia contra nosotros están conectados”, dijo Van Oss. “El sionismo no es algo que exista solo en el estado de Israel o que sea perpetuado solo por Israel, sino que existe en América Latina”.
Según Ayesh, los estudiantes planean continuar protestando en el campamento hasta que la administración de DePaul cumpla con sus demandas.