La primera vez que Jesse Íñiguez entró a una cafetería fue durante su primer año de universidad. Antes de eso, solo las había visto en la televisión.
En marzo de 2025, Íñiguez abrió Back of the Yards Coffeehouse en el 1621 W. 47th St. Es la ubicación más reciente de la empresa tostadora de café que fundó, Back of the Yards Coffee Co.
Ha trabajado para convertirla en un punto de referencia en el vecindario a través de asociaciones y eventos comunitarios. Recientemente ha buscado convertirla en un espacio seguro para los residentes que se sienten ansiosos por la creciente presencia de oficiales federales de inmigración en la ciudad.
“Una de las razones por las que quise abrirla en primer lugar fue porque, al crecer, no teníamos lugares como este”, dijo Íñiguez.
Nació y creció en el vecindario de Back of the Yards, el cual tiene una gran población latina.
“Creo que es importante que la comunidad vea a uno de los suyos haciendo esto”, dijo.
Entre otras cosas, mencionó que Back of the Yards Coffee Co. dona con frecuencia a Increase the Peace, una organización que otorga becas a jóvenes de bajos recursos. También colabora con la Peace and Education Coalition, un grupo de líderes comunitarios del suroeste que desarrolla liderazgos y crea redes que promueven la paz.
Después de graduarse de la Universidad de Illinois Chicago en 2003, Íñiguez consiguió su primer trabajo como barista. Su pasión por el café creció y en 2008 abrió su primera cafetería, Café Cedahlia. Pero en medio de la Gran Recesión, tuvo dificultades para mantenerse a flote.
“No tenía un buen plan de negocios”, dijo Íñiguez. “Tenía esta falsa idea de que si lo construyes, vendrán. No funciona exactamente así”.
En 2016, Íñiguez decidió intentarlo de nuevo vendiendo tostados pequeños de granos de café y cold brew en mercados agrícolas de la ciudad. Recaudó más de $17,000 para una nueva ubicación a través de crowdfunding.
“La mayoría de los donantes eran contribuciones de $5, $10, $15”, dijo. “Pero fueron cientos de ellas. Todas esas personas solo querían aportar algo”.
Cuando abrió la ubicación de la calle 47 la primavera pasada, dijo que la cafetería se quedó sin existencias el primer día a las 3 p.m.
Rheanna Ioli, estudiante de último año en DePaul, es clienta frecuente.
“Me encanta venir a la cafetería a hacer tarea”, dijo Ioli. “El ambiente siempre es cálido y acogedor”.
Íñiguez y su personal aseguran que seguirán defendiendo los valores con los que se fundó la empresa, manteniendo siempre un enfoque comunitario.
Emiliano Hernández, barista de 24 años en la cafetería, llegó primero como cliente. Trabajando en una pasantía de oficina, se cansó de ese tipo de empleo y quiso probar algo diferente.
“Durante el Covid, empecé a interesarme mucho en el café como pasatiempo”, dijo Hernández. “Pensé: ‘¿Qué tal si tomo este giro y veo si puedo convertir mi pasatiempo en una profesión activa?’”
Sin experiencia profesional, fue contratado y ha estado en la cafetería desde noviembre de 2024. Es uno de varios residentes del vecindario de Back of the Yards que trabajan en el local.
“Las personas que trabajan en la cafetería son de la comunidad también… no son extraños”, dijo Íñiguez.
Con el aumento de la presencia de oficiales federales de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Chicago, Íñiguez y su personal han notado un incremento en el miedo y la incertidumbre en el vecindario.
El miércoles 24 de septiembre, un miembro de la comunidad que se dirigía a la cafetería fue seguido, perseguido y acorralado por individuos enmascarados que ella creyó que eran agentes de ICE, según informó Increase the Peace a Íñiguez. La mujer logró entrar a la cafetería y no fue seguida por los individuos.
“Están afuera en la mañana cuando la gente va a trabajar. No están apuntando a criminales. Están apuntando a los trabajadores”, dijo Íñiguez. “El vecindario da miedo, y hemos visto una disminución en los clientes o incluso en la gente que camina por la calle 47 porque saben que ICE está presente”.
La ansiedad de la comunidad significa que negocios como el suyo son cada vez más vitales, añadió.
“Creo que lo más importante que hacemos es simplemente estar presentes, proveer un espacio, un espacio seguro para que la comunidad se reúna”, dijo Íñiguez.
Traducido al español por Laura Vázquez David.
