Inmigrantes En Espera de Asilo Político Enfrentan Desafíos Sobre Ayuda Humanitaria

Josh Galemore Associated Press.

Solicitantes de asilo político se sientan detrás de un vehículo policial después de ser deportados a Nogales, Sonora México.

Un estimado de 4,800 inmigrantes han huido de su país por violencia y en búsqueda de asilo político. 

Ahora, el gobierno de Estados Unidos los dejó indefensos– enfrentando temperaturas heladas y otros desafíos mientras esperan dentro de campamentos con sus hijos de hasta 3 años de edad cerca de la frontera.

Organizadores y voluntarios han tenido que llenar el vacío de ayuda humanitaria que ni los Estados Unidos ni el gobierno mexicano están proveyendo.

Según un artículo de La Verdad, un periódico local en Ciudad Juárez, los pastores principales de organizaciones sin fines de lucro como El Buen Samaritano y la Casa del Migrante abrieron sus puertas para proveer comida, refugio y ayuda a los solicitantes de asilo.

Tenemos más de 475 personas, una cantidad que nos sobrepasa en todos los aspectos… no quiero que el día de mañana pueda pasar algo más grave con un menor, una mujer o con un joven,” dijo el Pastor Fierro de Casa del Migrante.

La ayuda por la cual estas organizaciones pueden proveer es limitada mientras solicitantes de asilo siguen aumentando y pocos han finalizado su proceso debido a sus pólizas.  

De hecho, para poder aplicar por asilo político, el individuo tiene que demostrar un ‘miedo’ por ser acosado en su país de origen por su raza, religión, nacionalidad, opinión política, o por ser parte de un partido político.  

Pero, ahí no termina.

La aplicación para recibir asilo político es dividida en tres sistemas: el afirmativo, defensivo e híbrido– dependiendo de la documentación del individuo y el lugar del procedimiento. 

El proceso afirmativo les permite a los solicitantes localizados en los Estados Unidos de someter una aplicación hacia ‘Los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos’ revisados ​​por un oficial de asilo en el Departamento de la Seguridad Nacional. 

Pero si es negado, será llevado al Ejecutivo de Oficina de Inmigración en el Departamento de Justicia para ser considerado una vez más– esto también es por lo que deben pasar los solicitantes del sistema defensivo.  

Sin embargo, un sistema híbrido se aplica a los solicitantes de asilo que sin la documentación adecuada son expuestos a la deportación en busca de protección en la frontera.

Aquellos que demuestran temor “razonable” de regresar a sus países esperan una entrevista con un oficial de asilo.

Sin embargo, la política de ‘Metering’ permite a los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza despidan a solicitantes de asilo desde la entrada, lo que hace que sus casos pasen a ser desapercibidos y aumenta el tiempo de espera en la frontera.

“Esto es parte de una agenda por la administración de [Trump] que [quiere] rechazar la entrada de nuevos inmigrantes,” dice Fred Tsao, el Asesor Principal de Políticas de la Coalición de Illinois para los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados (ICIRR) en Chicago.

Tsao también destacó que los Estados Unidos está violando el derecho internacional por lo cual organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles han presentado algunas contrademandas, pero dice que una solución sería aumentar la capacidad del número de personas siendo procesadas por parte de los oficiales. 

A pesar de estar a 1,508 millas de distancia, los habitantes de Chicago también se sienten personales acerca de las circunstancias en la frontera y tienen sus ojos puestos en la situación a lo que ahora llaman una “crisis humanitaria.”

Para Richie Requena, estudiante de cuarto año, quien informa sobre temas sociales y de inmigración en la comunidad latinx dice que este proceso es completamente inapropiado. 

“No está bien,” dijo Requena. “No es la forma en que se debe tratar a las personas en absoluto, y estas personas son refugiados….estas condiciones no son apropiadas para nadie, mucho menos para los niños de hasta 3 años de edad.”

Para otros como Maritza Herrera,estudiante de tercer año, que proviene de una familia inmigrante, esta situación le llega muy cerca. 

“Es inhumano, aterrador y repugnante para las familias, sus niños, y las personas que tienen que esperar en temperaturas heladas,” dijo Herrera.

“El gobierno de los Estados Unidos debería ayudar a las personas en lugar de tratarlas como animales.”