Artista mexicana-americana de primera generación muestra el otro lado del sueño americano a través del arte
Arte, la manera más cautivante de expresar sentimientos y verdades colectivas e individuales.
De esta manera Yvette Mayorga, una artista mexicana-americana de primera generación, aprovecha la pintura, el plástico, materiales de confección e industriales y la iconografía del juego estadounidense Candy Land, para demostrar el otro lado del sueño americano a través del arte.
Utilizando colores brillantes y creando piezas con olores y formas peculiares, Mayorga desea comparar el idealismo del sueño americano y la yuxtaposición de la frontera entre Estados Unidos y México.
La familia Mayorga emigró a los Estados Unidos en los años ‘70. Su padre atravesó la frontera hacia Texas en la maletera de un auto y la familia se instaló en Moline, Illinois donde la artista creció.
En aquella pequeña ciudad de aproximadamente 40,000 residentes, Mayorga comentó al diario Chicago Reader sentir que no encajaba ya que todo a su alrededor, fuera de su hogar, era muy americano.
La artista resaltó que su “punto de referencia a ser mexicana” estaba dentro de su hogar al ver que “todos los objetos que estaban adentro, todo lo que pasaba adentro se sentía como: esta es mi identidad.”
Siendo la menor de cinco hermanos, descubrió su talento para el arte cuando recreaba dibujos de su hermano en la escuela y los compañeros le pedían que dibujara algo para ellos.
Usando la misma técnica que su madre usaba para decorar pasteles en la tienda de departamento Marshall Field, Mayorga actualmente cuestiona la realidad social de inmigrantes al buscar alcanzar el sueño americano, la cual es muchas veces referido como fantasía.
“Me interesa tener al visitante pensando que van a experimentar algo que puede ser sensorial o decadente, pero luego, a través de estar atraído a los colores, el olor, descubren que el proyecto es sobre algo más, algo más profundo, algo más oscuro,” explica Mayorga al diario Chicago Reader. “De esa misma manera es una metáfora a la ilusión del sueño americano, que América en si puede ser vista como algo muy decadente, cautivador, promitente a alguien quien viene de otro país. Pero, sabes, puede ser muy diferente de la realidad.”
A primera vista, el arte de Mayorga plasma belleza natural con palmeras, cisnes, ángeles, flores y otros objetos, pero al prestar atención a los detalles, se aprecia armas de fuego pintadas con la bandera de Estados Unidos y una gran cadena de oro que cuelga un pendiente con la palabra ‘ilegal’ la cual grita la presión y dificultad que tiene la comunidad indocumentada en el país.
Imposible de ignorar el mensaje, la cadena además representa lo difícil que es deshacerse del peso que carga la comunidad indocumentada por años.
En los cuadros, pequeños agentes de ICE, encargados de casos de inmigración del país, se esconden y solo sobresalen cuando prestas atención a la obra de arte.
En otra pieza, se aprecia a una joven sentada con una blusa de letras blancas deletreando el mensaje ‘F*ck ICE.’
Para Mayorga, el color de la pintura tiene tanta importancia como la forma para resaltar el mensaje a través de su pieza de arte.
En una entrevista con el podcast de Aspiring Latinx, Mayorga comentó que, para ella, el color también definía categorías y matices.
Usando el color rosa como ejemplo, Mayorga intenta resaltar la conexión al género, pero tornándose de una manera en la cual discute la militarización y el trauma. Por otro lado, desde muy pequeña, la artista ha sido testigo del arduo trabajo de su familia para alcanzar sus metas en los Estados Unidos y desea demostrar estas adversidades en sus piezas de arte.
La artista explica en su página oficial, que los materiales industriales y la similitud a las decoraciones de pasteles empleados en su arte hacen referencia a las generaciones de inmigrantes que al llegar a los Estados Unidos laboraron en pastelerías, construcción y en fábricas de producción de dulces.