OPINIÓN: Los latinos en los Estados Unidos son obligados a reprimir su identidad

US Department of Education

Una madre voltea las páginas de un libro con su hija.

Los inmigrantes de primera generación enfrentan luchas, entre ellas la barrera del idioma y el racismo del que quizás no puedan defenderse. Ellos vienen aquí no porque quieran, sino para que sus familias puedan tener todo lo que ellos mismos no podían tener- vienen a trabajar, y harán todo lo posible para poder darles un mejor estilo de vida a su familia, tanto en los EE.UU. como en su país de origen.

Sus hijos, ahora se convierten en la segunda generación y enfrentan sus propias luchas, tales como la brecha del conocimiento universitario y encajarse a la vida americana mientras navegan su identidad cultural. 

Vanesa Leon, estudiante universitaria del colegio de artes y ciencias liberales en DePaul, nota que llenó la forma FAFSA sola y tuvo que averiguar todo lo que conllevaba y dijo que se estresaba en algunos momentos.

“Nadie me había explicado realmente que era un formulario de impuestos y que significaba cada número”, dijo Leon.  “Aplicar a la universidad siendo un estudiante de primera generación fue un desafío. Sin embargo, nunca sentí que mi origen étnico fuera una desventaja. Me hizo prosperar y luchar más que nada”. 

Es una experiencia desafiante – navegar el mundo desde esta perspectiva- porque, muchas veces, tenemos que crecer y madurar mucho antes debido a las circunstancias de nuestra crianza.  

Estas experiencias han sido lo más difícil que ambas generaciones han experimentado hasta ese punto de sus vidas, pero como quiera siguen adelante a pesar de estas dificultades. La aspiración de lograr el sueño americano -la igualdad de oportunidades están disponibles para cualquier estadounidense, permitiendo que logren sus aspiraciones y metas- hace que todo valga la pena. Sobre todo, es un deseo de tantos inmigrantes salir adelante de tal manera que no lo pudieron hacer en su país de origen. 

“Mi sueño fue simple. Quería que me vieran como si perteneciera a donde estaba y que trabajé duro para llegar allí”, dijo Nayeli Oliva, una estudiante universitaria del colegio de la ciencia y salud en DePaul. 

Algunos latinos sienten que no son lo suficientemente latino para su país de origen, pero tampoco son lo suficientemente “americanos” en los EE.UU. 

Según la revista Columbia Daily Spectator, The Eye, “Intentar reconciliar la deriva continental entre nuestros hogares puede ser una causa de confusión para nosotros y para los demás…” 

Llegan a sentirse fuera de lugar porque sienten que no pertenecen al grupo étnico de los latinos ni al grupo étnico de los americanos, y eso muestra donde la sociedad nos ha fallado, donde no ha sido inclusivo de todos los latinos. 

Parece ser que tienen que validar su identidad cultural para ser socialmente aceptados, lo que casi siempre implica desconsiderar un aspecto de quienes son. Es difícil “complacer” a los dos grupos étnicos al mismo tiempo sin estar en desacuerdo, ya que a veces parece que ser latino y americano son términos mutuamente excluyentes. 

Es importante notar que hay latinos que sienten que tienen que abandonar su cultura y asimilarse a las costumbres americanas para sentir que pertenecen a este país. El término “whitewashed” se acuñó en años recientes para representar la realidad de muchos inmigrantes de segunda generación que pierden su idioma, cultura, y origen de étnico debido a factores como los estándares de la belleza, los medios, y el sistema de educación estadounidense. 

Gemma Landa, estudiante universitaria de primer año en DePaul, menciona que cuando ella estaba en la escuela primaria y secundaria batallaba para encajarse.

“Eran cosas simples como no querer que mi mama me empacara comida mexicana para el almuerzo porque quería la comida que comían los otros americanos, incluso la música que escuchaba era una forma de encajar con todos los demás porque siempre me sentía fuera de lugar,” dijo Landa. “Casi estaba tratando de parecer menos latina.”

Para otros como Elisabeth Roman, quien también es estudiante universitaria de primer año en DePaul, esta batalla de sentirse fuera de grupos culturales la influyó a querer ser menos “mexicana”. 

“Simplemente no quería ser parte de la cultura mexicana. Siempre miraba al otro lado y solo diría que era americana”, dijo Roman. 

En cierto sentido, es negar nuestras raíces, ya que queremos mostrar que somos americanos, al menos hasta cierto punto -muchas veces, esto significa esfuerzos como cambiar nuestro nombre étnico a un nombre más “americano”, cambiar nuestra comida étnica por comida americana, y restar la importancia a nuestro español para que parezca que somos americanos internamente, aunque seamos de piel morena externamente.

“Se espera que los inmigrantes, durante un periodo indefinido, se conviertan en como otros estadounidenses, un proceso descrito metafóricamente como un crisol”, destacó The New York Times.

Hay un periodo de tiempo donde le damos la espalda a nuestra cultura, típicamente durante nuestros años de la escuela primaria y secundaria- nos asimilamos a lo americano, pero luego llegamos apreciar nuestra latinidad cuando maduramos. Nuestro paso por descubrir nuestra identidad cultural es toda una experiencia, pero importa más que lleguemos a ese punto por nuestra cuenta.  

 “Después me di cuenta de lo hermosa y poderosa que es mi cultura y de que es parte de mi identidad”, dijo Landa.

Para Roman, al pasar el tiempo, empezó a ver lo hermoso que de verdad era su cultura. 

“Conforme pasó el tiempo, comencé a aceptar quien soy, quería hacer más por la comunidad, y me enorgullezco de mi cultura. Me ha apasionado más la comunidad latinx,” afirma Roman.

Nuestra generación de latinos, seamos inmigrantes o no, está allanando el camino para lo que está por venir. Cuando vemos a otro miembro de la comunidad latina triunfar, celebramos su éxito y nos conduce a seguir adelante- nos enseña que si se puede. Aprendemos que podemos lograr lo que sea que deseamos lograr si nos lo proponemos, y es la razón por la cual nunca nos damos por vencidos. 

Estamos creciendo y creciendo todos los días y convirtiéndonos en mejores versiones de nosotros mismos, todo con la esperanza que los esfuerzos de nuestros papás y nosotros mismos valgan la pena. 

Sobre todo, somos trabajadores y perseverantes, y a pesar de las tribulaciones que encontramos en el camino, siempre las superamos, y eso revela mucho de quienes somos y lo que estamos destinados a lograr, de la cual aprendimos de nuestros padres.