OPINIÓN: Puerto Rico pone el ejemplo al requerir la vacunación del Covid-19 a los niños de la isla

Stan Palmer | Flickr

Una niña observa cómo la gente levanta banderas puertorriqueñas en el desfile del Día Nacional de Puerto Rico.

Con la llegada de este fin de año, se acerca cada vez más a sus dos años la pandemia del COVID-19. Con más de 5 millones de muertes a nivel mundial, este nuevo virus nos tomó por sorpresa y puso nuestras vidas de cabeza. 

Creo no ser el único que tenía altísimas esperanzas hacia la llegada de las vacunas. Con la vacunación, iba a ser menos probable que la gente muriera o que se enfermara de gravedad, lo que también iba a reducir los contagios y, por ende, íbamos a poder regresar a nuestras actividades cotidianas sin el riesgo constante de contagiarnos de un virus que ha tomado ya tantas vidas.

A medida que fue avanzando la vacunación , las medidas restrictivas se fueron reduciendo, esperando una disminución en contagios y muertes. Pero ¿qué pasa con las personas que no quieren vacunarse? Considerando el bienestar general versus la decisión personal ¿Es correcto que el gobierno me obligue a vacunarme? 

Frente a esta situación, el gobierno de Puerto Rico ha tomado una posición contundente: Todo el mundo a vacunarse. 

Eso lo demostró claramente con la decisión de que todo menor de edad que ya haya cumplido cinco años debe vacunarse para poder seguir asistiendo a la escuela, con unas pocas excepciones. Esta normativa se aprobó luego de que la vacuna producida por Pfizer-BioNTech fuese aprobada por la CDC en su uso en menores de 5 a 11 años.

La comunidad latina de Chicago claramente tiene opiniones frente a esto. 

Ana Olivia, residente latina de Chicago, cree que la salud y el bienestar de los niños es lo más importante. 

“Yo creo que sería bien para los niños, para poder entrar a la escuela sin estar preocupados de enfermarse o enfermar a otros niños.” 

La verdad es que, aunque la mayoría de estadounidenses aprueban estas restricciones para las personas no-vacunadas, se ha vuelto un debate fuertemente politizado en los últimos meses. 

Soraida Rivera, residente puertorriqueña de Chicago, piensa que la pandemia del COVID-19 ha sido muy politizada. 

“Yo pienso que la mayoría de la gente se ha dejado influenciar mucho por el aspecto político que se le ha dado en esta nación al COVID.”

Una buena cantidad de personas opinan que no es adecuado que un gobierno le ponga este tipo de exigencias a las personas. 

Juan Portillo, residente latino de Chicago, opina que la decisión de vacunarse es asunto personal de cada persona.

“Cada padre de familia debe tomar la decisión que es lo mejor para sus hijos y no el estado.” 

Sin duda, es una posición que se ha hecho notar desde que iniciaron los esfuerzos de vacunación y que tiende a defenderse desde la lógica de libertad individual; uno de los valores más fieramente defendidos en este país. 

Claramente, es esencial no ignorar la importancia de la libertad individual para una democracia, porque a pesar de que el COVID-19 ha tomado incontables vidas, también lo han hecho gobiernos autoritarios con una idea tergiversada del ‘bien común’. 

Tanto el valor del bien común como el de la libertad individual deben protegerse; son esenciales para cualquier nación que pretenda ser democrática. Pero cuando van en contravía, creo que como sociedad tendemos, correctamente, a priorizar el bien común.

La verdad es que no hay soluciones fáciles para problemas complejos. Para acabar con la pandemia del COVID-19 se requiere un esfuerzo colectivo y para volver a estar seguros, necesitamos decidir colectivamente, para no solo protegernos a nosotros mismos sino también a nuestros vecinos.