OPINIÓN: Siempre encontramos modos de mirar a la muerte a los ojos
Recuerdo el último funeral al que fui. Específicamente, el momento en el que estábamos esperando en la sala de velación; el aire se sentía pesado. No era un familiar mío, pero era el abuelo de mi pareja de aquel momento.
Recuerdo pensar mucho cada movimiento o gesto que hacía, pues lo que menos deseaba era que algo que yo hiciera fuera tomado como un irrespeto o una muestra de falta de interés. Ante todo, se debía mantener la solemnidad.
Esta era la forma en la que yo estaba acostumbrado a ver que se enfrentaba al tema de la muerte: se lo trataba con solemnidad, tristeza y mucho tabú.
Pero, sea como fuere, no importa el modo, cada humano debe enfrentar la muerte en algún punto.
A pesar de ser latino, hasta hace unos días fue que conocí sobre la tradición mexicana alrededor del cempasúchil y era muy poco lo que conocía sobre el Día de los Muertos. Aunque, incluso por lo poco que conocía, siempre fue algo que llamaba mi interés.
Aunque la relación entre flores y la muerte está también presente en mi país. Los colores vivos, las ofrendas con comida, el ambiente alegre y de celebración no lo están.
Al pensar en todo esto, me surgió la pregunta: ¿De qué modos diferentes los humanos nos relacionamos con la muerte?
En mi búsqueda de responder esta pregunta, hablé con la profesora de filosofía de DePaul, Elizabeth Rottenberg PhD. Se ha especializado en autores como Freud y Derrida, actualmente dicta clases sobre filosofía francesa contemporánea y teoría psicoanalítica.
“La vida es siempre supervivencia”, dijo mientras resumía el enfrentamiento entre el eros, o pulsión de vida, y el tánatos, o pulsión de muerte.
“La muerte surge como el camino para ir hacia atrás, así que en cuanto [la muerte] falla [la vida] va hacia adelante”, dijo Rottenberg explicando cómo el fallo de la muerte, y la victoria de la vida, es lo que nos mantiene con vida día a día.
Ella mostró continuamente su interés y admiración por la forma en que la celebración del Día de los Muertos era “más aceptadora, menos combativa” hacia la muerte, en comparación a otras culturas.
Pero esta no es la única forma de enfrentarse a la muerte con una sonrisa. Rottenberg contó como los chistes, incluso sobre eventos oscuros relacionados a la muerte, son comunes al interior de algunas familias y comunidades judías.
Como humanos, buscamos formas de lidiar con el dolor que se adecúen a nuestra experiencia y a nuestra forma de relacionarnos con nuestra comunidad.
Es claro que diferentes culturas han aprendido a enfrentar a la muerte de una manera que se adecúa a sus propias experiencias e historia.
Este fue un tema importante en la conversación con Juan Pablo Duarte, psicólogo colombiano y con experiencia en psicología hospitalaria.
En su experiencia, hay muchas formas en que los pacientes enfrentan la muerte. Desde personas que fortalecen su fé y confían que serán salvadas de la muerte, hasta algunas que, a pesar de no tener un fin seguro, desean que su vida acabe.
Duarte recordaba sobre un paciente que le recordaba este segundo tipo de persona: “Decía: Soy Roberto, tengo tantos años, soy comunista y me quiero morir. Así, simple y sencillo. Y, a pesar de que no se veía tan mal, a la semana falleció.”
También relataba que algunos pacientes se negaban a aceptar su situación después de que les había sido dado un diagnóstico el cual aseguraba su muerte. Duarte sabía que era una noticia difícil de recibir e intentaban hacer lo posible para que los últimos motivos de la vida de una persona fueran lo más agradables posibles.
“¿Qué quieres ahora que te podamos cumplir?”, le preguntaba Duarte a sus pacientes terminales, buscando poder cumplir algún pequeño deseo de ellos. A veces debían romper algunas de las reglas del hospital, pues algunos pedían ver a sus mascotas o comer alguna comida específica, que comúnmente son restringidas en hospitales.
La muerte en la cultura colombiana también fue uno de los temas importantes. Para Duarte, en Colombia la muerte está muy normalizada, sea por el conflicto armado o por la historia de violencia en el país.
“Creo que estamos tan acostumbrados a esta idea de la muerte, que no creo que sea un tabú… siento que no la valoramos, ” dijo Duarte.
La manera en que los humanos enfrentamos a la muerte es una forma de adaptación al ambiente en el que crecimos. Nuestras culturas han desarrollado diferentes estilos de interactuar con la idea de la muerte según lo que nuestra realidad nos permita.
Mi última conversación fue con Jennifer Sandoval, profesora de la Escuela de Enfermería de DePaul, supervisora nocturna en el Hospital Jesse Brown del Departamento de Asuntos de Veteranos y candidata a un doctorado.
En su experiencia, especialmente en el pabellón de oncología, se ha enfrentado mucho con el tema de la muerte. Como parte de su trabajo, ha visto la reacción de muchos pacientes luego de que les anuncian que van a morir.
Sandoval también ha visto diferentes tipos de afrontamiento en sus pacientes, como aquellos que se niegan a aceptarlo, aquellos que lo aceptan y sienten que ya han vivido lo que debían vivir, y aquellos que lo toman como una decisión que es de su dios y no de ellos.
La relación de Sandoval con la tradición del Día de los Muertos, regresa hasta su infancia, en la que veía a su abuelo preparar la ofrenda.
“Celebrando a las personas que han fallecido y que amamos, entre risas y recuerdos, poniendo sus cosas favoritas en el altar. Me encanta que nuestra cultura tenga esto”, dijo Sandoval.
A pesar del tabú que tiende a acompañar a la muerte, el Día de los Muertos trae un acercamiento que está ligado a los recuerdos de aquella persona amada que ya no está, pero que no por su ausencia también han desaparecido su influencia, sus enseñanzas, ni su amor.
“Para nosotros no es una cosa mórbida, estamos celebrándolos”, dijo Sandoval.
Esta tradición nos muestra una forma de ver la muerte que, a pesar del dolor que implica, también tiene una forma más positiva de ser interpretada. El duelo es parte del proceso de perder a un ser querido, pero también es importante recordar su vida.
Como humanos, buscamos encontrar el mejor modo de lidiar con el fin de nuestras vidas y por ello hemos creado tanta diversidad en nuestra relación con ello. Sea desconectándonos, riéndo o celebrando, siempre encontraremos modos de mirar a la muerte a los ojos.