Multitudes de personas llegaron temprano la mañana del 26 de octubre a la 35st., para comer tamales, pintarse las caras de calaveras y recibir flores de cempasúchil mientras se preparaban para cruzar el puente que los conecta con La Ronda Parakata, un espacio ceremonial comunitario donde se celebra el Día de los Muertos en Chicago.
Ángel Salgado, residente de Pilsen, junto a su familia y otros miembros de la comunidad, caminó en procesión hacia La Ronda Parakata para visitar los altares dedicados a sus seres amados fallecidos.
Este año, uno de esos altares muestra la foto del hijo de Salgado, Juan Sebastián Salgado.
El pasado 19 de agosto, una semana antes de terminar clases en la Benito Juárez Community Academy, el hijo de Salgado ofreció llevar a un compañero a casa después de su práctica de fútbol en Pilsen.
“Pa, solo dejo a Omar y llego a la casa a comer porque tengo mucha hambre”, dijo Salgado, recordando las últimas palabras de su hijo.
Pero su hijo de 17 años nunca llegó a casa para cenar, dijo Salgado.
En el camino fue interceptado por un vehículo del que recibió un impacto de bala. Fue trasladado al hospital Mount Sinai, donde fue declarado fallecido.
“Fue un buen muchacho, siempre estuvo luchando por sus compañeros en todo lo que necesitaban”, dijo Salgado.
Dos meses después, la familia ahora celebra el Día de los Muertos sin su hijo por primera vez.
Aunque Salgado mencionó que estas fechas son particularmente difíciles, su familia encontró apoyo en la comunidad, que les ha ayudado a “calmar un poco el dolor”.
Aunque Salgado ha sido residente de Pilsen por años, esta fue su primera vez en La Ronda Parakata, fundada en 2016. Un miembro de la comunidad lo invitó, preguntándole si podían honrar a su hijo con un altar, dijo.
“Fue muy significativo para mí”, dijo Salgado, “ver a la comunidad y ver que organizan esto tan bonito para honrar a los muertos.”
“Para nosotros el recordar a los muertos es hacerlos florecer nuevamente y traerlos nuevamente a la vida”, dijo Alfonso “Piloto” Nieves, artista local que construyó La Ronda Parakata junto a Héctor Duarte, un artista de Pilsen.
El evento ofrece una oportunidad para que las familias que no han podido regresar a México compartan la celebración con las generaciones más jóvenes y poder “darles una probadita de lo que es la tradición en México”, dijo Nieves.
El objetivo era crear un espacio ceremonial para la comunidad, dijo Duarte.
El espacio está adornado con una estructura de anillos o “ronda”, inspirada en el movimiento de una mariposa, explicó Duarte.
“Habla de cómo vamos de norte a sur”, agregó, refiriéndose a la migración de la mariposa monarca, que se ha convertido en un símbolo global del trayecto de los migrantes.
Aunque el espacio está abierto todo el año, su evento principal es la celebración del Día de los Muertos, dijo Lorena López, voluntaria en el evento. El espacio se limpia, se colocan plantas y la estructura se decora con flores de cempasúchil, que se cree dejan un aroma que guía a las almas.
Miembros de la comunidad de todas las edades se reúnen en los jardines de UIC para recoger las flores usadas en la ceremonia, durante la semana del evento, explicó López.
Mientras que las familias llegaban a La Ronda Parakata, Nely Guerrero, una sahumadora, o mujer que porta incienso en las procesiones, purificaba los cinco altares para la ceremonia.
“Tú eres una semilla. Yo soy una semilla. Tenemos que morir para vivir en el más allá”, dijo Guerrero mientras se preparaba para otra ceremonia en su rol de sahumadora, una posición que la trae de Cuernavaca, México, a Chicago cada octubre.
“El sahumar es una limpia de tu alma, de tu mente, de tu espíritu, de tu cuerpo físico,” explicó Guerrero, quien, durante las ceremonias, es la encargada de llevar el popoxcomitl, recipiente tradicional donde se quema carbón, copal y otras hierbas.
Durante el Día de los Muertos, la sahumadora sirve como el puente entre los vivos y los muertos, dijo. Una vez los miembros de la comunidad ingresaban a La Ronda Parakata, Guerrero las purificaba para recibir a sus familiares fallecidos, incluida la familia Salgado.
Guerrero dijo que esta es una de las razones por las que viaja cada año. Ella recuerda las celebraciones, en las que aprendió a ser sahumadora , que su familia hacía cada mes para celebrar su cultura durante su infancia.
Ahora encuentra satisfacción en compartir esa cultura con quienes están lejos de casa, canalizando “esa energía de lo que somos nosotros, mexicanos.”
Se queda con distintas personas cuando está en Chicago, quienes la reciben y la llevan a ceremonias durante el mes, explicó. Aunque está lejos de casa, todo vale la pena cuando ve los rostros de quienes están en duelo llenos de esperanza, como el de Salgado y su familia.
“Estos días se le recuerda, como para darle otra vez vida”, dijo Salgado, destacando que los esfuerzos de la comunidad durante la celebración no son solo para los difuntos, pero “para las familias que se quedaron”.
Toda la comunidad se ha unido detrás de Salgado, tras la muerte de su hijo, y ha tratado a su familia con amabilidad, dijo Salgado.
“Han hablado muy bonito, los que conocieron a mi hijo”, dijo. “¿Y los que no lo conocieron, pues le conocen ahora de muerto, verdad?
Salgado celebró la vida de su hijo y lo honró compartiendo con otros la imagen de hijo, como un buen estudiante, un buen atleta y un buen amigo para todos los que lo conocían, dijo.
“Todos venimos a florecer y dependiendo como nos guiamos en esta vida, es conforme vamos dejando nuestras flores, nuestras semillas”, dijo Nieves. “Y es por eso que cada vez que se les recuerda, florecen nuevamente en nuestros corazones”.