En La Villita, un barrio predominantemente latino al suroeste de Chicago, el temor a las deportaciones masivas por la administración de Donald Trump ha reconfigurado la vida diaria de muchos inmigrantes en el área.
Un sentimiento de miedo, tensión e incertidumbre invade a muchos de sus residentes mientras lidian con las estrictas políticas migratorias de Trump.
Eladio Gutiérrez Fernández, quien ha sido vendedor ambulante durante más de dos décadas en la calle 26, dijo que le preocupa que ICE (Inmigración y Control de Aduanas) aparezca mientras él vende elotes y lo pueda arrestar.
“Yo me siento incómodo, con miedo y temor”, dijo Gutiérrez.
A pesar de estas dificultades, Gutiérrez, originario de México, sigue yendo a trabajar todos los días, confiando en Dios que eso no sucederá.
“Uno sale a trabajar y no sabe si va a llegar a la casa o no, pero siempre sale uno encomendando a Dios”, Gutiérrez dijo.
Gutiérrez solía despertarse a las 6 a.m. para preparar su pequeño carrito y salir a vender. Sin embargo, debido a las posibles redadas de ICE, ha retrasado su hora para comenzar y, ahora comienza a eso de las 7 a.m. Así hay más personas en la calle, dijo Gutiérrez.
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Gutiérrez dijo que ha notado una disminución en el número de clientes y, por lo tanto, en sus ganancias. Agregó que podría tomar mucho tiempo para que su negocio vuelva a la normalidad.
Otra vendedora ambulante de dulces en el área, quien prefirió permanecer en el anonimato por temor a ser arrestada, ha trabajado en La Villita durante más de 10 años. Expresó preocupaciones similares sobre la crisis en curso.
“He notado menos clientes por las mañanas mientras estoy aquí con mi hijo”, dijo. “La gente tiene miedo de estar mucho tiempo afuera, y eso nos está afectando a todos”.
Originaria de un pueblo rural en Ecuador, ella y su hijo de seis años venden postres y golosinas para cubrir las necesidades diarias.
Los vendedores ambulantes no son los únicos afectados por la nueva realidad; los dueños de negocios comerciales en la zona también enfrentan desafíos significativos que podrían llevar a cerrar sus puertas, dijeron algunos.
Gerónima Hernández, propietaria del restaurante Tacos y Tamales El Pollo, señaló que ha habido una disminución significativa en las ventas del restaurante.
“Nos sentimos muy preocupados porque la verdad no hay gente”, dijo Hernández.
Hernández dijo que se siente triste porque aún tiene que pagar la renta y las cuentas en casa. Además, la dueña del negocio está preocupada por sus empleados, ya que esperan trabajar un número determinado de horas, pero no hay mucho dinero para pagarles debido a la escasez de clientes.
A pesar de los desafíos, Hernandez dijo que quiere mantenerse resiliente. Sin embargo, señaló que si las condiciones no mejoran pronto, el restaurante—su única fuente de ingresos—podría tener que cerrar permanentemente dentro del próximo mes.
Algunos dueños de negocios dijeron que la propagación de noticias falsas y desinformación podría estar alimentando la narrativa de miedo en el vecindario.
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Efraín Flores, un miembro de la comunidad en la La Villita Community Church, repartió volantes el primero de febrero, invitando a la comunidad a asistir a un servicio en el que proporcionarían información confiable sobre las redadas de ICE y las deportaciones.
“La gente no siempre puede creer en lo que se comparte en las redes sociales. [Miren], los negocios han sido afectados por todo esto, por lo que, como una forma de reunir a todos, habrá un servicio en línea de la iglesia para apoyar a la comunidad inmigrante con fines de seguridad”, dijo Flores.
“Quiero que la gente sepa que no están solos”, agregó.
Flores, quien es originario de Gary, Indiana, dijo que su ciudad natal no ha sido tan afectada como la comunidad de La Villita en Chicago.
“Los negocios han sido afectados en La Villita desde que comenzaron las redadas”, Flores dijo. “La comunidad está asustada, lo que está causando pánico entre los miembros de nuestra iglesia”.
Flores añadió que, como miembro de la iglesia comunitaria, no solo va allí para el servicio, sino también en apoyo a la comunidad y proporciona tantos recursos como puede.
A medida que la administración Trump intensifica la aplicación de la ley migratoria en un esfuerzo por detener a los inmigrantes indocumentados, comunidades como La Villita enfrentan un alto nivel de incertidumbre.
En respuesta a estos esfuerzos, los activistas locales enfatizan la importancia de la vigilancia y la conciencia, insistiendo a los residentes a mantenerse informados sobre los recursos esenciales de apoyo, protección y a conocer sus derechos.
Aunque el miedo se ha convertido en una nueva realidad para los residentes de La Villita, muchos prometen adaptarse y seguir luchando por sobrevivir.