El cielo nublado de Chicago y el frío cortante del viento durante el fin de semana del Día de San Valentín inspiraron una acogedora celebración del amor y la amistad para muchos. Más no para los vendedores de flores y ositos de peluche en vecindario de Brighton Park. Los tonos rojos brillantes de los corazones que vendían contrastaban con el clima sombrío.
A pesar de que las carreteras estuvieran cubiertas de nieve, los vendedores caminaban de una ventana de carro a otra, mostrando sus arreglos de flores coloridas. Ramos con rosas, girasoles, gypsophilas y claveles decoraban las aceras, mientras que los ositos de peluche colgaban de rejas verticales improvisadas.
A pesar de las preocupaciones por los esfuerzos de deportaciónes masivas del presidente Donald Trump, los vendedores locales siguen soportando temperaturas frías en Chicago, trabajando para mantener a sus familias.
Mari, una comerciante mexicana que vende ositos de peluche y que prefiere usar su primer nombre en temor a su seguridad, dijo que trabajó en este día festivo por “necesidad deliberada.” Este es el sentimiento compartido por muchos vendedores en las calles.
“No he podido pagar el alquiler ni nada. Y por eso estoy aquí afuera en el frío, como ayer cuando la nieve me alcanzó y todo”, dijo Mari con lágrimas en los ojos.
L Originaria de Guerrero, México, Mari llegó a EE. UU. hace solo dos años, viviendo en Denver, Colorado, la mayor parte de su tiempo en este país.
Durante años, mientras vivía en Tamaulipas, México, vendió juguetes y regalos para ocasiones especiales. Y este año comenzó su pequeño negocio vendiendo obsequios en Chicago.
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Mari dijo que su hijo y su hija son su motivación para seguir adelante en los días lentos, el clima difícil y un clima político turbulento.
“Mi hijo mayor es ciudadano, pero mi niña pequeña tiene miedo, y ella no nació aquí”, dijo. “Iba a nacer aquí, pero se me rompió la fuente en México y no pude tenerla aquí”.
Mari dijo que encuentra consuelo en un posible milagro tocando el corazón del presidente Trump, como una amnistía nacional para todos los inmigrantes que trabajan duro y contribuyen a la economía de EE. UU.
“Para Dios, nada es imposible”, dijo.
En South Pulaski Road, Cristina, quien también usa su primer nombre en temor a su seguridad, es la dueña de Margarita’s Creaciones. Ella también dijo que su fe en Dios la mantiene determinada a seguir trabajando.
“Si hay ventas, gracias a Dios. Y si no, entonces tenemos que seguir trabajando duro”, dijo.
Aunque su negocio está pasando por dificultades, no quiere cerrar su tienda. En parte, debido a la significativa pérdida de ingresos, pero más importante aún, no quiere perder algo que comenzó como una forma de honrar a su madre, ella dijo.
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De manera similar, para Cástulo García, vender flores es una forma de continuar el legado de su madre. Ella tenía una pasión por la jardinería y mantenía un jardin en su casa en Chiapas, México.
“Me interesa mucho; [es] como si ella estuviera conmigo y eso me hace sentir feliz”, dijo García.
Este es el primer año de García en Chicago y aún está aprendiendo a hablar inglés. Dijo que hacerlo lo motiva a ir a su puesto y vender flores todos los días.
“Pongo mi corazón en el trabajo que hago”, dijo. García comentó que son las palabras de su padre las que mantienen viva la positividad en él.
“Me dijo que si quiero salir adelante siempre tengo que mantener una mente positiva”, dijo García. “Si te pones negativo, aunque las cosas vayan bien, luego se van mal porque tu corazón no está dedicado a lo que haces”.
Los vendedores coinciden en que el idioma, el clima y la administracion de Trump no son excusas suficientes para detenerlos en mantener vivo el amor familiar y su fe.