La primera vez que fui a Cafecito fue con una amiga durante el verano del año pasado; nos encantó el ambiente y la comunidad que tenía.

Esta vez regrese para poder dar una opinión más informada sobre la comida y el ambiente. Fui al Cafecito en Lincoln Park con un compañero y ordenamos un sandwich de ropa vieja que tiene platano, bistec, frijoles negro y salsa de tomate.

También ordenamos sus nachos cubanos y plátanos fritos con guacamole, pico de gallo con mango, frijoles, y mojo crema. Quería probar un licuado  pero no tenían las frutas de temporada.  

Nos sentamos afuera. Tenían luces, asientos y calentones para preservar el ambiente y dar la opción de comer afuera; el restaurante adentro también es muy amigable pero tienen luces bajas para no quitar mucho de la experiencia. 

El estilo también es único — tienen dónde comer afuera, tienen espacio entre las paredes, el color de adentro es rojo y tienen poca decoración. Todo junto te hace sentir como en casa o como que podrías pasar todo tu día en el lugar.  

Nuestra comida llegó rápidamente y comenzamos con los nachos. Llegaron con dos vasitos de guacamole y un vasito de mojo crema para poder probar todo por separado. 

Me encanta poder comer los nachos simples o con todos los ingredientes — combinaban bien y ningún ingrediente dominaba a uno más que el otro. 

No me podía esperar a que termináramos los nachos para comenzar  a probar el sandwich de ropa vieja. Me dio tanta felicidad que comencé a bailar en mi asiento cuando me lo estaba comiendo.

El bistec estaba bien cocinado y el plátano le daba un sabor dulce que no dejaba eclipsar el sabor del bistec, en vez le ayudaba a crear un sabor más memorable. Nos encantaron los nachos y el sandwich. El siguiente día decidí regresar para poder tratar algo diferente. 

No soy alguien que toma el café religiosamente, en vez decidí probar su Mate Chai Latte, el Pastel de Mousse de Chocolate y un alfajor de dulce de leche con guava.

El Mate Chai Latte estaba dominado por el chai y lo sentía muy simple pero era algo que quería probar para no quedarme con la duda. No sería algo que compraría de nuevo porque era muy fuerte para mí.

Me encantó el Mousse de Chocolate y el Alfajor de Guayaba y Dulce de Leche. El Mousse era suave y fuerte al mismo tiempo porque podías sentir la riqueza del chocolate. Mientras tanto, en el alfajor se sentía la guava y no era tan dulce.

Al final, recomendaría visitar el Cafecito a cualquier hora del día. Sirven desayuno, almuerzo, cena y tienen opciones para llevar al hogar.Me sentí felizmente sorprendida con los sabores que logran. Es un hogar muy amigable y te sentirás en casa.