El Salvador declara estado de excepción tras pico en la tasa de homicidios

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Foto @nayibbukele | Instagram

El presidente Nayib Bukele declaró un estado de excepción como respuesta al extremo aumento en la tasa de homicidios en El Salvador.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, con la aprobación del Congreso, declaró un estado de excepción como respuesta al extremo aumento en la tasa de homicidios en el país centroamericano a finales de Marzo. 

El estado de excepción es un estado especial usado para permitirle al gobierno dar respuestas más rápidas frente a una crisis, pero a cambio se suspenden muchas garantías constitucionales que protegen a la democracia salvadoreña de medidas autoritarias.

El Salvador superó una fuerte guerra civil con los Acuerdos de Paz de Chapultepec en 1992 y gracias a ello se obtuvo un relativo tiempo de paz.

Lamentablemente, más que un cese a la violencia fue un cambio de una guerra contra las guerrillas a una guerra contra las maras o pandillas.

La proliferación de grupos como la Mara Salvatrucha y la Mara Barrio 18, causaron que el país no pudiera escapar totalmente de la violencia.

Como nos contó el salvadoreño Mario Ramos, técnico dental y que vive en Carpentersville, Illinois.

En lo personal, yo sé de familia y amigos que han tenido que cerrar sus negocios porque no han alcanzado a pagar las rentas que ellos [los pandilleros] exigen”, dijo Ramos. 

A pesar de que muchos gobiernos anteriores han mostrado resultados a través de arrestos, pocos ciudadanos sienten que esto haya mejorado el problema.

Para el pueblo salvadoreño la violencia se ha convertido en un problema recurrente y la clase política históricamente no ha estado a la altura de ponerle un freno. “Las órdenes salen desde adentro de los penales, [las pandillas] controlan las calles y las rentas”, nos dice Ramos.

Juan Portillo, ex oficial de la Fuerza Armada de El Salvador y residente de Chicago, comenta lo siguiente: “Estos gobiernos nunca se preocuparon por mejorar el país, sino pues mejorar sus bolsillos. Muchos de ellos tenían inversiones en compañías de seguridad. Entonces yo creo que no era un incentivo para ellos destruir completamente la delincuencia”.

Bukele llegó a su puesto con grandes promesas de ser un cambio en la forma como se ha gobernado tradicionalmente en el país y esto ha despertado la esperanza de muchos salvadoreños.

“Lo que pasa es que el actual presidente no se ha dejado manipular por ninguna ONG ni mucho menos por el actual presidente de los Estados Unidos. […] Créame yo no era a favor del presidente Bukele, pero sus actuaciones me han hecho creer en él”, opina Ramos.

Pero en el hecho de ver a Bukele como un cambio, hay mucha división.

Patricia Elena Wallin, trabajadora social comunitaria salvadoreña y habitante de Chicago, opina que:

“El manejo que el presidente le ha dado a la violencia causada por las pandillas refleja su preferencia por el autoritarismo como forma de gobierno y esto es una amenaza a la democracia”.

Bukele se ha mostrado como un presidente dispuesto a tener ‘mano dura’ con las pandillas. 

Para algunos, esto significa una respuesta apropiada a los problemas que causan éstas, para otros es una muestra más de las tendencias autoritarias del presidente.

Sea cual sea la posición o el análisis, la violencia en El Salvador continúa, a pesar de mostrar un decremento con el inicio de la presidencia de Bukele.

Wallin plantea que el modo como el gobierno actual está enfrentando el problema es equivocado.

“Las pandillas son producto de la pobreza y falta de oportunidades en El Salvador. Es un problema social que requiere medidas de apoyo social y no se debería combatir con más violencia porque como se ha demostrado anteriormente, esto solo lleva a más resentimiento y venganza; solo lleva a más violencia”, dijo Wallin.

Otro aspecto también trae divisiones y debates. 

¿Por qué, luego de bajar tanto la tasa de asesinatos, esta volvió a incrementarse de repente? 

Como ellos [las pandillas] hicieron pactos con los anteriores gobiernos, de derecha e izquierda, no me extrañaría que hayan hecho pactos con el gobierno de turno [el de Bukele]”, dijo Portillo “Entonces yo me imagino que el gobierno o no pagó a tiempo, o la parte que a ellos les tocaba quedar no la hicieron. Entonces los grupos delincuenciales dijeron ‘bueno, te vamos a demostrar que tenemos poder’ y, pues, 62 muertes en un día”.

Hay muchas teorías y explicaciones, pero en el punto en que no hay divisiones es que la violencia en El Salvador no parece que vaya a detenerse prontamente.