OPINIÓN: No te dejes conquistar por encabezados llamativos

Cuando empecé a investigar para escribir este artículo, nunca me imaginé qué tanto iba a cambiar la historia que tenía en la cabeza y mi perspectiva sobre el tema. Pasó de una exploración de los efectos del Reggaetón en el cerebro a enfrentarme con la compleja relación entre periodismo y ciencia.

Pero, bueno, no nos adelantemos; vamos desde el comienzo.

Todo inició por el título de una noticia compartida en redes sociales: El reguetón provoca mayor actividad cerebral que escuchar música clásica o folclore. Parecía un tema perfecto para tratar. Lo propuse al equipo, fue aceptado y me puse a investigar.

No me tomó mucho tiempo empezar a dudar de la primera idea que había creado en mi mente con base en aquel título.

No sé qué tan generalizado sea, pero era muy común para mí escuchar comentarios negativos hacia el Reggaetón. Hay muchas personas que lo ven como vulgar, misógino, mediocre, etc. Pero, claro, esto muchas veces viene de estereotipos que no aplican a todo artista o simplemente vienen del hecho de que el Reggaetón tiene sus orígenes en personas jóvenes, de color y de clases populares.

Así que este primer título parecía contradecir estos estereotipos. Sonaba como la realidad dándole una cachetada a los prejuicios. Mientras leía este artículo, más dudas me entraban sobre esto. La realidad nunca es tan sencilla.

Decidí rastrear el artículo científico original y leerlo para poder sentirme cómodo al escribir sobre este tema. Y aquí fue donde empecé a ver que había una seria desconexión entre lo que estaba en el artículo de prensa que encontré en redes sociales y lo que decía el artículo científico en el que estaba basado.

El artículo científico original hace una revisión muy cuidadosa de las variables que podían afectar en la medición (como, por ejemplo, la letra de las canciones, que fue removida para evitar interferencias) y hacían la medición de la activación de partes específicas como las relacionadas con la audición y el movimiento.

Hablé con Jesús Martín-Fernández, neurocirujano español, compositor musical y uno de los autores de este estudio, y me dijo que “La diferencia con la prensa es que, casi todos, lo han enfocado desde una parte más morbosa que otra cosa. Como, ‘el Reggaetón activa más el cerebro’, pero es que no es real eso. (…) No podemos decir que activa más todo el cerebro porque no lo hemos analizado así, hemos analizado áreas de interés.”

Y aquí yace el principal problema: la ciencia tiende a ser complicada y es imposible explicar fielmente sus hallazgos en un título y menos aún si su meta principal es atraer la atención del posible lector (un problema que solo empeora en internet). La Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), en un artículo relacionado, dice al respecto: “(…) incluso los sitios de noticias aparentemente confiables lanzan titulares engañosos. Los titulares de editores rivales aparecen uno al lado del otro en nuestros teléfonos, compitiendo por los clics resultantes que impulsan los ingresos publicitarios. La verdad sin adornos no siempre es suficiente para captar nuestra atención. Los informes exhaustivos, detallados y precisos tienen que competir con el clickbait que fabrica respuestas emocionales, curiosidad y anticipación.”

La razón por la que la mayoría de la gente no lee el artículo científico original de una noticia, es porque el lenguaje especializado de un área puede ser inaccesible para la mayor parte de la población.

O como bien lo dijo Angie Espitia, neuropsicóloga clínica y profesora universitaria, especializada en desarrollo y vejez: “Yo creo que hay un bache o un desfase entre la forma en la que nosotros solemos hacer una comunicación en el contexto científico y la forma en la que se comunica en otros contextos. (…) Parece que se necesita un intérprete que traduzca la forma o el lenguaje propio de ciertas áreas a otras para que no haya malinterpretación.”

Este intérprete debe ser el periodista. La divulgación científica es cada vez más importante y puede hacer mucho daño si no se hace de manera correcta y responsable. Esto es especialmente cierto cuando la gente toma decisiones que conciernen a su vida y su salud, según lo que leen en los medios. “Acá estamos hablando de la música y de su efecto en el cerebro, pero perfectamente podríamos estar comunicando con nuestra actualidad, como con el uso de las vacunas”, dijo Angie Espitia sobre esto.

En conclusión, es importante que como lectores de noticias y miembros de la prensa busquemos fuentes con prestigio, comparemos con la fuente primaria (en este caso el artículo científico) y tomemos como banderas rojas afirmaciones que parecen reducir todo un estudio a un hallazgo simple. Especialmente, tengamos cuidado antes de compartir noticias sin haber revisado con cuidado qué tan confiables son las afirmaciones que hacen.